sábado, 24 de abril de 2021

Frente al espejo

 

 ·       Ese día sentí que deseaba que hacerlo y tal cual fue os lo relatare  






Ayer por la noche cuando conversamos vía telefónica me lo preguntaste ¿Alguna vez te has observado mientras sientes placer frente a un espejo? 

La verdad es que nunca lo hice ni pensé en hacerlo, sí

 que me observe con diversas parejas a lo largo de mi vida en mis contactos sexuales, sus caras, sus expresiones, la conjunción de ambos cuerpos enredándose cual serpientes, piernas enredadas, sexos irguiéndose, abriéndose y ocultándose a la perfección con lujuria y pasión. 

Mi rostro, los suyos, me fascinaba especialmente cuando mis relaciones habían sido con hombres de color, ver esa mezcla de pieles en un espejo, le daba más morbo, me resultaba natural, le daba un toque primario fascinante. 

A ellos debía  de gustarles también por su avidez al observarme cuando nuestras miradas se encontraban en el espejo, en nuestros juegos amorosos. 

Así que al levantarme, después de la ducha me di mi habitual masaje con body milk y después de echarme unas gotas de perfume en el cuello, senos y sexo decidí hacerlo. 

Prepare el ambiente con mi música preferida y  me observe en el espejo… 



Está en la habitación es de pie, rectangular muy moderno y recto, poco expresivo pero en este caso como siempre cuando me reflejaba en el la expresión la pondría yo. 

Lo posicione frente a la cama  y allí me senté, me observe detenidamente, era yo la mujer de siempre con mucho para dar, con mucho oculto aun, tus palabras de nuevo en mi mente… 

-¡OBSERVATE! 

Y lo hice detenidamente, allí desnuda desee ver mi transformación de persona,  a madre y MUJER. 

 Y me mire… 

Los años no me habían tratado mal, tenía cositas que no me gustaban, como todas las mujeres yo siempre me exigía más, la coquetería que nos lleva en ocasiones a cambios para gustar a los demás y a nosotras mismas. 




Observe mis piernas largas, un metro desde la cintura hasta el tobillo un día por curiosidad me las medí cuando era más joven, los otros 70 cm de cuerpo. 

Estire una de ellas, era tersa aun, suave, recién depilada e hidratada, cuanto caminaron, cuanto recorrieron, cuanto abarcaron esas piernas cuando me enredaba con mis amantes jugando atraparles, sobretodo recordé como me gustaba rodearles con ellas cuando yo estaba tumbada y su penetración era profunda, deliciosa y yo nunca deseaba que salieran, entonces rodeaba sus nalgas impidiendo la separación, deseaba en esos instantes que estuvieran siempre dentro de mí. 

La acaricie, aun torneada…aun joven, aun me gustaban y gustaban, siempre fueron estilizadas, ahora algo más torneadas y es que el tiempo pasa, pero las reconocí eran las mismas las que bailaron alegres y que me llevaron a sitios maravillosos, las que me hicieron huir en momentos peligrosos que no quiero recordar. 

Esa pierna acababa en mi pie que tantas veces calce con múltiple calzado, el cual junto con mi atuendo expresaba mi momento, expresaba mi sentir, mi ánimo, tacones elegantes, eróticos y  femeninos, calzado deportivo en mis momentos familiares de juego infantil y animal, pies que sintieron dolor, pero que también dieron placer al recorrer cuerpos desnudos, al sentir piel caliente, al acariciar sexos  erectos al pensarlo me estremecí con el recuerdo sobretodo tu sexo. 

Y mi vista continuo su recorrido y subieron a una parte que adoro en mí, mis senos siempre de buen tamaño, senos que jugaron, que fueron besados, lamidos, mordisqueados, que expresaron gozo y  excitación poniendo erectas las aureolas, expresaron tensión, frío, lujuria,  pero también hicieron algo que valoro como nada, dieron alimento al universo de mi vida, a mi razón de vivir, dieron cobijo también en momentos difíciles y placer adulto en los momentos de gozo. 

Y los toque y reaccionaron, siempre fueron así de rápidos, reaccionaban a todo, eran una parte de mí que expresaba como soy y al instante pensé en ti,  ¡OBSERVATE! Decías… ¡OBSERVATE MÁS Y SIENTETE! 


Seguí hacia mi cintura menos marcada que en el pasado y a mi vientre, que fue cobijo de la vida, el refugio de la semilla hecha de amor, donde creció para darme el placer de parir, donde se fue creando algo maravilloso y bello la huella que dejaría al irme de aquí, mi retoño. 

Pero también era el vientre que tantas veces besaron, el cual sintió el roce de sexos erectos, de pubis ansiosos que buscaba con esos roces  un lugar cálido para su refugio, de labios ávidos por llegar a la antesala de mi secreto. 

Cuantos momentos de caricias y besos, lo roce ahora cerrando los ojos y sentí recordando ese placer sobretodo el que tú me dabas. 


Como un resorte mis manos saltaron a otra parte de mi cuerpo… pero aun no era hora de gozar, solo de observar y debía hacerlo mirándome al espejo, lo que se reflejaba allí de mi estaba haciendo que apreciara detalles que en el día a día no reparaba en ellos. 

Ahora observe mi cabello rizado, abundante, suave, ese pelo que tantas veces también envolvió amantes, ese cabello que acaricio cuerpos desnudos en su masaje tántrico y que en momentos de juego sexual intenso donde el sudor erótico hacia su aparición por el deseo, mi cabello se pegaba al cuerpo siendo testigo de esa pasión que vivía, la misma pasión que tú ahora me hacías sentir en este análisis erótico, solo tú. 




Lo recogí en mis manos y lo solté, cayendo en cascada con algunos mechones juguetones sobre mis senos. 
Me gusto lo que vi, me sentía femenina y mujer, adoraba esa sensación, era yo y mi rostro se tornó mas cálido, mis ojos tenían otro brillo ¿Seria de gozo? No aun no, deseaba verme transformarme ante el espejo. 


Sí que me había observado en múltiples ocasiones hacer el amor junto a mis amantes cosa que me excitaba al máximo, el ver el reflejo de esos cuerpos desbocados buscando placer, lujuria ese reflejo tremendamente morboso, pero ahora quería que fuera un observar en soledad, ver mi rostro y mi cuerpo llegando al placer personal. 



Y lo hice… 



Baje la mano a mis senos y los acaricie gozosa, al instante suspiros indicaron el comienzo de mi placer, mi rostro cambio, la mirada se volvió más penetrante buscando placer y gozo, mis ojos brillaban expectantes ante lo que iba acontecer, mi boca entreabierta y saliendo de ella suspiros intensos, mis pezones respondían rosados y erectos. 

La otra bajaba a ese sentir húmedo entre mis piernas, moviendo mis nalgas me posicione abriendo mis piernas, mi sexo depilado perfecto, el ver así esa parte de mí siempre me excitaba, estaba tan dispuesto y tan preparado, observe sus labios vaginales sin tocarlos, parecía mentira algo que se veía tan cerrado y tan pequeño que pudiera dar vida en su dilatación, pero que también pudiera ser el rincón del placer más delicioso del mundo en el que el gozo llegaba a lo máximo. 

Quise observar más con las dos manos al unísono acaricie con la yema de mis dedos, de nuevo mi mirada cambiaba, mi respiración también porque me estaba sintiendo, estaba explorando y fijándome en mis reacciones como nunca lo hice y me fascinaba ese cambio en mí, parecía otra una que nunca supe que podía llegar a ser. 

El aire tranquilo de mi expresión se tornaba sensual, mis labios más jugosos, mi boca más entreabierta pidiendo, mi voz ahogada por gemidos y respiraciones agitadas, mis pulsaciones aumentaban con ese cambio, mis  ojos picarones, provocativos y eróticos, una mirada sensual y sexual de dejarme llevar por el gozo y el placer sin más. 




Allí reflejado en el espejo mi sexo invitaba, se abría la puerta al deseo, separe mis labios vaginales, el clítoris burlón de tamaño generoso asomaba, mi laberinto como le llamábamos tu yo, como te gusta deleitarte con él, dices que te encantaba buscar con tus labios y tu lengua, ahora pedía ser tocado y acariciado, algo de brillo de mi humedad estaba allí depositada ya. 

La toque y mis yemas se empaparon, jugué con ellas buscando recovecos secretos, pellizcando suavemente ese clítoris preparado y buscando me topé con el botón especial, hinchado ya  notorio, excitado y solo un roce me indico que estaba activo, que sentía con vida propia e insistí un poquito y entonces pude apreciar en ese reflejo como mi entrada se abría cremosa invitando a mis dedos y lo hice. 


Uno de ellos se coló penetrando poco a poco, jugando agrandar esa puerta, otro le acompaño y la entrada se abría deseando invitar a mas, la excitación iba en aumento como mis gemidos y mis latidos. 

Con la lengua relamía mis labios, los ojos se cerraban, pero los abría de nuevo para observarme, que gozo y placer verme así era morboso y lo mejor es que en todo momento solo pensaba en ti y en tu deseo ¡OBSERVATE…! 


Ahora mi gesto lascivo quería más y saque los dedos para  introducir algo más grande que me llenara, un hilillo de mi esencia salió lenta y no pude evitarlo esos dedos brillantes me provocaron, tuve que probar la deliciosa prueba de mi placer. 

Al lado en la cama mi juguetito esperaba su turno, un vibrador de punto g curvado maravilloso, no muy grueso pero si con un diámetro perfecto para encontrar mi placer interior, lo sé no eras tú, nunca nada podría compararse con tu pene perfecto de tamaño y forma el cual me hace llegar hasta el más intenso placer que jamás viviera, pero ahora tu no estabas, aunque te sentía a mi lado. 

Lo introduje un poco solo la punta despacio estaba suave y blando, me observe en el espejo mientras un gemido inundo la estancia demasiado alto quizás pero lo deseaba mucho y me deje llevar porque ahora tu imagen llenaba mi mente y te sentía de un modo tal que parecía real, que ese juguete era tu falo erecto. 

Por eso me penetre sin poder evitarlo hasta el fondo, esa curvatura rozaba por dentro de una forma increíble y maravillosa en busca del placer, mi otra mano celosa de no poder colaborar en tan increíble maniobra busco con los dedos el botón, ese masaje y penetración al unísono era gozoso al máximo, creí enloquecer al mirarme. 




No vi a la misma mujer, no me reconocía, esa mujer era erótica, lasciva y lujuriosa, la mirada era viciosa de placer, el brillo de la misma deslumbrante, las señales de gozo eran intensas, mis labios entreabiertos se relamían, mis dientes mordisqueaban ante las sensaciones experimentadas, era como ver sexo en vivo pero lo mejor era que la protagonista era yo. 

Cuando empecé con las penetraciones más rápidas estaba como perdida en esa intensidad que me producía a mí misma, ya mis gemidos eran altos pero no me importaba  deseaba que fuera así, necesitaba expresarme tal cual lo sentía, el movimiento de vibración de mi compañero de sexo en su grado más alto cosquilleaba mi interior lo que hizo que el orgasmo llegara convulsionando mi interior de tal modo que eran notorio por los movimientos involuntarios de mi pelvis y cadera. 

En ese momento mi rostro era el placer hecho mujer, fue largo, maravilloso e ideal ese orgasmo, gocé como jamás en soledad, pero la imagen de tu rostro estaba en mi mente. 


Me observe en el espejo y sonreí, ese gozo, ese clímax, me habían hecho sentir. 

Ahora te comprendía cielo, cuando me invitaste a observarme mientras gozaba, entendía cómo te pones tú al mirarme, como te excita mi rostro, lo que veía en mi era lo que tu provocas todos los días de mi vida. 

Ayelen



 

 


6 comentarios:

  1. Ufff no se que decir, una experiencia muy intensa y bien relatada.

    Que alegría leerte de nuevo por acá amiga Ayelén, te mando un abrazo

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  2. Gracias amigo por leerlo y tu comentario un abrazo

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  3. Todo bien hasta el juguete, yo me quedo con el placer que te habrían dados esos dedos largos y cuidados, me habría detenido justo ahí, dejando caer en mis labios ese abrazo húmedo .. que quedé con ganas de descubrir.

    Juan de Marco.

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    1. Cierto no es comparable, pero en ese momento de soledad todo ayudaba, pero tomo nota de toda opinión de aprende ;), gracias por pasarte

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  4. Siempre he envidiado a los espejos, guardan más cuerpos que infierno.

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    1. Son un abismo eterno lleno de secretos, a mi me fascinan , cuanto mas te reflejas en ellos y te observas mas descubres

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