miércoles, 15 de julio de 2020

Seducción en la Noche I - Relato a Dúo de Orestes y Ayelen

Este es un relato a dúo con Orestes un bloguero

Su blog esta entre mis favoritos El Templo del Deseo



Orestes


Las farolas iluminaban mi lento caminar dibujando mi silueta sobre esa acera por la que tantas noches había paseado. Sabía exactamente cada paso que había realizado pues mis zapatos se guiaban por la huella indeleble que mis pisadas hacían noche tras noche desde hace muchísimos años.

Siempre tenía el mismo itinerario nocturno hacia el corazón de la gran urbe, donde el tiempo parecía haberse detenido en una época pasada sin percatarse del crecimiento urbanístico que afectaba a los anillos exteriores de la ciudad. Aquellos edificios que en su época fueron considerados colosales se quedaban pequeños al lado de las nuevas tendencias arquitectónicas que con más carácter funcional que simbólico se alzaban muchos metros por encima de ellos.

Había visto cambiar el perfil de la ciudad con el paso del tiempo y en ocasiones me quedaba observando con tristeza y nostalgia el vacío que dejaba cada solar que desforestaba históricamente ese barrio emblemático. Incluso los edificios con cierto interés intentaban que el tiempo no deshojara sus paramentos con premura y sólo una malla dispuesta de manera desorganiza impedía que los restos que aún quedaba de historia cayeran al suelo.

En lo más profundo de ese barrio donde los edificios parecían abrazarse tímidamente se encontraba “No existen Límites” un local nocturno que llevaba años abierto y al que solía ir asiduamente por su ambiente gótico y oscuro. Un lugar en el que un hombre de mis características pasaría desapercibido totalmente, sin necesidad de miradas ni preguntas indiscretas. Llevaba el mismo tipo de ropa desde hace mucho y las tendencias góticas actuales habían hecho que caminar por la calle no fuera una odisea como años atrás.

El local estaba bastante concurrido aquella noche pero siempre sentía el aliento en la nuca de las miradas deseosas del sexo opuesto. Muchas bajaban su cabeza ruborizadas cuando mis ojos se posaban sobre los suyos. Sólo una mujer en mi vida mantuvo la mirada el tiempo suficiente para que yo me interesara por ella. Pero mi compañera ya no estaba conmigo, muerta siglos atrás por esa caza de brujas llevada a cabo por la inquisición. Aún me quema la piel recordar sus llantos mientras ardía en la hoguera por esos seres que se consideraban humanos… mi alma muerta desde el día que nací y mi corazón roto desde que la perdí.

Mismo local, misma copa de vino en la barra, indiferente al resto de personas, ya vistas en noches anteriores. Tomo mi copa de vino con música de fondo tranquilamente, sin que me moleste lo más mínimo las conversaciones pesadas y rutinarias de la gente. Noto el pasar y el pasar de la gente detrás mío, siempre la misma sensación con ese cierto aire de superioridad. Cojo la copa de vino y doy un sorbo, en ese preciso instante una sensación recorre mi cuerpo al pasar una persona. Mi copa se detiene y al bajarla giro lentamente mi cabeza y observo la silueta de una mujer de espaldas...hacía tiempo que no tenía esa sensación con una mujer, despertó en mi esa curiosidad ciega que a veces uno tiene y tras pagar al camarero me dirigí hacia ella

Estaba de espaldas pero se podía observar una bonita silueta, casi de mi estatura, tenía el pelo rojizo y rizado, un vestido de color rojo intenso combinado con sus hermosos zapatos de tacón… por unos instante creí ver aquella doncella que siglos atrás me había cautivado en aquella posada solo difería en ella el cabello que antaño fue dorado.

Cuando la mujer se paró yo me situé a su espalda si tocarla, había mucha gente y la aglomeración impedía moverme. Me acerqué tanto que la respiración empujaba ciertas partes de su cabello rozando toda su piel. Ella notaba una presencia a su espalda pero no hizo ningún tipo de movimiento, solo esperar mientras mi respiración acelerada seguía recorriendo todo su cuello produciéndole ciertos movimientos espontáneos de su cuello, y algo nerviosa, se agarraba el pelo como si fuera a recogerlo.

 Después de unos instantes giró su cabeza y se cruzaron las miradas, la mía muy penetrante observe esos ojos y labios muy detenidamente sonriendo con cara picaresca. Me acerqué y con un susurro muy sensual la invité a que se acercara a la barra para invitarla a una copa.

Ella aceptó gustosamente la invitación, mientras mis manos bajaron a su cintura para guiarla hacia donde se encontraba la barra. En la misma mis manos dejaron de lado esa parte de su cuerpo y comenzó una conversación bastante entretenida sobre la vida y sobre el amor. Su sonrisa me cautivaba en cada carcajada y nuestras miradas se cruzaban muchas veces como si hubiera una cierta conexión entre nosotros, al instante de cruzarlas siempre la mantenía recordándome el día que conocí a mi única compañera y ello hacía estremecerme de emoción.

Me preguntaba si sería Ella la que tanto había esperado desde que la perdí. Fueron años de depresión los que tuve que soportar en nocturna soledad. Y había decidido no encapricharme con ninguna mujer pero… Ella era diferente, mi corazón volvía a latir después de tanto tiempo, empezaba a sentir vida en mí, la necesitaba en mi vida y deseaba que fuera mi nueva compañera, darle ese mordisco diferente que le diera una vida longeva junto a mi. Deseaba cortejarla y que se interesara por mí de forma que fuera más fácil contarle mi secreto, así que con la pista libre pedí una canción dedicada a esta mujer que intuía que iba a gustarle por la vestimenta que llevaba aquella noche.

El murmullo de la gente empezó a apagarse cuando la canción “Lady in Red” empezó a
sonar en el local.



(A partir de aquí si lo deseas lee con la música de fondo la intensidad de la lectura será mayor...)






Agarré una de sus manos con delicadeza invitándola al centro de la pista, por la expresión de su mirada y su sonrisa… la canción y el momento escogido eran los adecuados para que se sintiera cómoda conmigo. Ante la mirada absorta de los presentes me situé en el centro de la pista y con la canción sonando al ritmo que quería que sonara agarré su caderas y empecé a bailar según sentía las notas de la canción.

Mis manos agarraban con suavidad su cintura mientras mi mirada se centraba en la suya sin apartarla un instante. Sonrojada por el momento bajo su cabeza hacia mi hombro con aire de seguridad mientras sus manos se deslizaban sobre mi espalda. Notaba su aliento sobre mi cuello, respiración de sensualidad que hacía estremecer todo mi cuerpo mientras los rizos de su cabello masajeaban mi rostro en cada compás que realizábamos en el centro de la pista.

En ese momento la multitud de miradas se hacían pequeñas...tan sólo quedaba ese instante en el que el tiempo quiso hacernos ese precioso presente de detenerse y vivirlo como si fuera una eternidad.



No podía detener mis ansias de expresarme como aquel momento requería…aparté ligeramente su cabello y mis labios depositaron todo ese cariño acumulado en una de sus mejillas. Al notar la suavidad de mi beso sobre su rostro y la sensación de mi piel sobre la suya giró su cabeza para que dicho beso no finalizara en aquella mejilla. Mi beso se acercaba tímidamente mientras recorría esa distancia que separaba el pómulo de sus labios.

El primer roce fue intenso al notar como sus tibias comisuras se llenaban del calor de mi boca. Esa preciosa forma de expresión quedó finalmente sellada cuando mis labios terminaron de recorrer su bonita boca y se unieron en uno sólo con las lenguas de ambos ávidas de explorar los rincones más escondidos que las puertas de sus labios dejaban ver desde el exterior.

Las lenguas tímidas se volvieron extrovertidas cuando se encontraron por primera vez, abrazándose cariñosamente y envolviéndose en ese manto húmedo que el calor humano podía desprender. Sus brazos anillaron mi cuello mientras sus besos se tornaban cada vez más intensos conforme la canción iba entonando las últimas notas. Ya al final, cuando la canción hubo terminado un silencio invadió todo el local mientras unas luces, como si hubieran sido dirigidas, iluminaban aquel momento siendo protagonistas de esos minutos. Tan sólo el sonido de unos tímidos aplausos animó al resto de espectadores a expresar lo que aquel baile les había causado.

Ella ruborizada sonrió apoyando su cabeza en el mismo hombro en el que se había apoyado al comenzar la canción. Está vez con la melena girada hacia el lado contrario, viendo como la vena de su cuello bailaba de emoción del momento vivido. Mis ojos se tornaron oscuros en ese instante, deseando darle ese primer mordisco para saciar mis ansias por poseerla. Tuve que frenar mis instintos inmortales, mi alma maldita deseaba probar la exquisitez de la savia de su cuerpo. En ese momento mis deseos se debatían entre morderla o no…tan sólo la calidez de sus manos sobre mi rostro calmó ese instante en el que la tentación afiló mis colmillos de forma desmesurada…

Continuara...

4 comentarios:

  1. Orestes es un personaje enigmático, misterioso y encantador...!
    Relato escrito con sensualidad y tintes de un Romanticismo respetuoso, a la par que seductor, para con la figura femenina.
    Me ha encantado!

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  2. La verdad es que Orestes es muy elegante escribiendo y define un personaje de antaño con elegancia y seducción

    Fue un placer escribir este relato a dúo con el

    Gracias

    Besos

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  3. Ayelen y Orestes combinación perfecta a dúo, siempre un placer juntos

    Besos

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  4. Lo comparto se que es la primera pero no sera la ultima vez...de este dúo

    Un beso grande

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