Llevaba casi seis meses en la
sastrería trabajando de encargada, se hacían trajes y camisas a medida carísimos,
pero bueno era una zona muy pija con lo cual no importaba, se trabajaba bien.
Como siempre abrí la tienda, la
mañana transcurrió tranquila, un par de clientes uno antiguo, alguno nuevo y él…
En cuanto le vi observe que tenía
clase, bien cuidado, casi en la cuarentena aunque no lo aparentaba para nada,
algo de canas en las sienes, engominado, ojos azules increíbles, labios…bueno
casi no me fije en ellos, tenía porte y clase a raudales, eso era visible desde
lejos.
Me pidió ver el muestrario de telas
y se lo di, yo me fui a seguir con mis pedidos eso si antes
ofreciéndole mi ayuda.
Ese día yo llevaba un pantalón
negro entallado en las caderas y recto de pierna que me quedaba como un guante
y una camisa rosa con mis iniciales bordadas hecha a medida en la tienda por
fuera del pantalón y unos botines negros de puntera de los cuales solo se
aprecia la misma y el fino tacón alto.
De reojo vi que me observaba un par
de veces, cruzamos la mirada y sonreímos algo cortados, no pudiendo aguantar ya
más me acerque ofreciéndole mi ayuda, algo cortante me tendió una muestra de
príncipe de Gales y una popelina azul claro para que le encargara un traje
clásico y una camisa.
Le indique el probador para tomarle
medidas y se las tome de camisa primero, hombros, espalda…una espalda por
cierto estupenda ancha y bien formada. Torso fuerte y musculoso, brazos bíceps
y tríceps en su punto, muñecas anchas y fuertes, eso solo era por
arriba.
Mientras le tomaba la medida del
cuello en el cual tengo que quedar frente a su cara, aunque muy profesional y
separada la distancia correcta para no invadir su espacio, nuestras miradas se
encontraron, note su recorrido en apenas tres minutos, miro mi pelo, mis ojos,
clavándome los suyos azules, después siguió a mis labios, ese día rosados y
brillantes por mi glosse, allí se demoró algo más e instintivamente
se relamió dándose cuenta de mi rubor al observarle aparto la mirada.
Y llegaron las medidas del pantalón
a tomar que son las más comprometidas, cintura, cadera, largo de pierna y como
no, tiro y entrepierna.
Está en concreto se coloca un metro
de madera recto desde su sexo hacia el largo de pierna apoyándole allí…
Cuando me vio dispuesta a tomarle
esa medida se ruborizo a pesar de la tremenda seriedad y profesionalidad de mi
gesto casi lejano, que solía utilizar en esos momentos evitando incomodar al cliente
e incomodarme yo misma.
Y ante mi sorpresa casi de un
manotazo retiro el metro diciéndome que no tenía tiempo que volvería después de
comer, casi se alejó como una tromba, no sin antes percatarme del bulto en su
pantalón, si bien me había pasado ya varias veces, no sé porque esa vez me
estremecí y allí me quede con el metro en la mano en cuclillas y cara de boba.
Estuve incomoda el resto de la
mañana esperándole y como no llegaba cerré la tienda y me fui a comer,
cuando pensé que no volvería al regresar a la tienda después de la comida allí
le vi , nervioso dando paseos ante la puerta, le salude, me saludo serio pero
clavándome una mirada de arriba a abajo que me sentí desnuda ante él.
Mientras abría la puerta note su
mirada recorriéndome la retaguardia con avidez ¿Me incomodaba o me gustaba? no
sabría qué decir.
A pesar de estar ubicada la tienda
en un centro comercial he de confesar que me sentí sola con él en ese momento.
Entramos y se fue directo al
probador sin darme tiempo casi a dejar el bolso, le seguí en su loca carrera y
cogí el metro de madera mi mirada era impenetrable e inexpresiva para evitar de
nuevo otra confusión
Aunque sí que no podía dejar de
apreciar de nuevo el bulto ahora algo mas prominente que la primera vez que
crecía debajo de su pantalón, ahora la que carraspee fui yo, me puse
de pie y le hice otra de las preguntas que más me incomodaban al tomar esas
medidas pero imprescindible para la confección de un pantalón a medida…
-Disculpe… ¿De qué lado carga
usted?...
El hombre abrió los ojos como
platos y la erección pareció bajarse isofacto,
no pude por menos que desplegar una
de mis maravillosas sonrisas de tranquilidad y explicarle el motivo de mi pregunta,
que era necesario saber eso para que la capacidad de tiro fuera de su mayor
comodidad en su nueva prenda
Pasado el flash me sonrió
enseñándome una dentadura de anuncio de dentífrico que por poco hace que me
tiemblen las piernas, protegida por unos labios carnosos en los cuales me fije
por primera vez
Reímos y saliendo de ese
comprometido momento y del probador tome nota de su pedido.
Le explique que la camisa tardaría
menos, pero que el traje se hacía lejos y llegaría de 20 a 30 días y
no le importo, presentía que ese hombre tendría un vestidor de
espanto de grande y ese traje solo era un capricho más
Me pago la mitad del pedido en
efectivo dejando ver algo tan ostentoso como un fajo de billetes sujeto por una
pinza de las que se utilizan para ese uso
Y casi asombrado saco un reloj de
cadena del bolsillo pequeño de su pantalón para exclamar que era tardísimo que
se iba, me recordó al conejo de Alicia en el País de las Maravillas jijiji
Dijo adiós…y se iba por la puerta
cuando se volvió de repente y me dijo
-Volveré en breve….
Yo estaba clavada en el suelo, me
pesaban los pies como si tuviera plomo y solo una nueva clienta que entro me
hizo reaccionar.
La verdad es que paso como una
semana y yo cuando creí olvidado al cliente ante tanta avalancha de trabajo se
presento
Yo estaba mirando un pedido en la
pantalla del ordenador y al levantar la mirada allí estaba él, tan ensimismada
estaba que ni le escuche entrar y sin duda la moqueta del suelo ayudo.
Al levantarla me encontré con unos
ojazos azules de mirada penetrante pero esta vez algo divertida ¿Por qué?
Me di cuenta algo tarde que
en mi afán por comerme la pantalla del ordenador, se me habían desabrochado un
par de botones de la camisa y se me veía mi sujetador y canalillo, me tape y
entonces él soltó una carcajada que no entendí pero me uní a él ¡Dios!
era guapo y divertido ¿Quién da más?
Cambiando el tema le comente que la
camisa ya estaba, dijo que no venía a por ella que venía a encargar más (aun
sin saber cómo le quedaban) y a invitarme a un café por haberse comportado como
un crío la última vez con lo del probador
Me quede de piedra así directo y de
golpe el trato de vendedora y cliente fuera de un plumazo, me disculpé y le
comente que no podía abandonar la tienda ni tomar café con él (entre otras
cosas porque no me gusta el café) le dije que no solía tomarlo
Se puso serio y dijo
-Bien volveré después - y
se fue dejándome de nuevo muerta
Cuando a los diez minutos le veo
llegar con una coca cola y un café y me dice
-Como Mahoma no va a la
montaña…aquí viene la montaña en forma de hombre con una coca cola
No pude más que sonreír y me dijo
que tenía una sonrisa preciosa, yo salí disparada a por su camisa, le tendí
antes el muestrario de telas para elegir y con un vuelco que me moría fui a por
la suya, pidió probársela la desenvolví y se la di se dirigió al probador
Yo intentaba enfrascarme en lo mío
y me tome la coca cola de golpe, este hombre me confundía deliciosamente.
Al rato me llamo al probador, no
quería ni ir y cuando entre supe porque, su torso fuerte de piel morena (de
rayos uva seguro) y ese vello que dejaba ver la camisa abierta me dio algo
el observarle así y él se dio cuenta, me moría de vergüenza sonrió pícaro y divertido,
se lo estaba pasando en grande a mi costa el cabronazo
Me indico que veía un fallo en un
ojal, yo tonta de mi me acerque a verlo revisando el mismo y él aprovecho me
cogió de la mano se la llevo a los labios y la beso
Me dijo que la tenía suave y la
acaricio, retirándola me disponía a irme cuando me agarro por un brazo me giro
hacia él y me beso con intensidad
¡Que beso!…me morreo en unos
segundos casi comiéndome, sentí que me mareaba y me deshice de su agarre con
mucha fuerza de voluntad, entre cabreo y confusión salí del probador
Si quería jugar a la provocación
seriamos dos a jugar pero me jure que mi juego seria algo más
siniestro
Cuando salió del probador como si
nada yo ya estaba en el mostrador delante del pc, sin mirarle tan
siquiera le cobre, me dio las muestras de telas elegidas para las próximas
camisas y me dijo
-¿Te has enfadado?
-¿Un poco atrevido no?- Le conteste
clavándole la mirada
-Me encantas, mucho…
-Muy bien, muy amable, ya sabe el
plazo de entrega, recójalas cuando desee - le dije lo mas fría que pude
-Te bese y no será la última vez-
me dijo y me estremecí
-Lo dudo y usted deberá dudarlo
también
-Lo haré y te gustara porque tú me
gustas mucho te lo he dicho -me contesto tan tranquilo
-¡Jamás!- le conteste clavándole la
mirada
-Esa boca será mía y
esos ojos me miraran con deseo
-Le gusta mucho jugar y los retos
por lo que veo
-Si y te acabas de convertir en uno
muy especial
Cabreada le respondí
-¿Le gusta jugar?
- Mucho…mmm- respondido
-Juguemos pues- le rete y se fue.
Me quede muerta nada más que salió
por la puerta me tuve que sentar ese hombre arrasaba con su seguridad, pero dio
con la horma de su zapato si quería juego, lo tendría
A los minutos llamaron por teléfono
y respondí era él, solo dijo
-Te besare y pedirás mas
-No, tú me lo rogaras a mí- y
colgué sin más
Ahora era hora de jugar…
A los 25 días de su primera visita
llego su traje, mande a mi compañero que le llamara y el día que dijo pasarse a
por el traje yo libre adrede
Ya pensando que me lo había quitado
de encima respire tranquila, porque mi compañero dijo que se fue contento y que
le quedaba como un guante
Pero a los dos días estaba allí con
el traje nuevo y la camisa azul cielo que le sentaba con su color de piel de
locura, su pelo ligeramente cano engominado, le acompañaba en esa belleza tan
varonil y elegante, tuve que intentar no abrir la boca abobada y con
toda la indiferencia que pude transmitirle le salude
-¿Algún problema con el traje?- le
pregunte
-Pues…chaqueta perfecta- dijo
quitándosela
-Ya veo si ¿Y?
-La camisa juzga por ti misma- le
quedaba de miedo…
-La veo bien
-Pero el pantalón no es cómodo
Puse mi cara profesional ya que me
preocupaba no haberlo hecho bien al tomar las medidas pertinentes y seria le
dije
-¿Cuál es el problema?
-En el probador te lo diré ya que
podría resultar incomodo en medio de la tienda enseñarte que el tiro del
pantalón no está bien, no es ético
Se fue al probador y le seguí cerro
la cortina detrás de mí, me indico la incomodidad, no vi nada fuera de lugar en
la confección y así se lo dije y él contesto
-No es ahí mi incomodidad cielo
observa bien
Note como se estaba excitando y su
erección crecía por momentos, su sonrisa pícara me divirtió, sin duda estaba
jugando y jugaríamos ambos, él podía tener 40 y yo 27 años pero sabía jugar
también
-Sigo sin ver nada
-¿Quieres que te enseñe más?-
respondió retándome
-¿Lo desea?
-Si mucho, lo deseo mucho no lo
notas - aumentando la protuberancia en su pantalón
-Ya pero… ¿Sabe qué? Creo que no
hay nada que valga la pena ver- y salí del probador dejándole parado y sonriendo
ante mi atrevimiento
Me dijo casi a gritos
-¡Cielo! Lo desearas- y volviéndome
hacia él le conteste
-Me lo rogaras
Cuando salió de la tienda del
probador se dirigió hacia la puerta escopeteado, creo que a ese hombre no le
habían dicho que no en su vida, su ego estaba algo aturdido sin duda , pero yo
lo haría al menos de momento…
Continuara…
Un juego de seducción en el que ambos se toman el pulso… Una complicidad que presagia más movimientos…
ResponderEliminarEsperando el próximo…
Un placer leerte, AYELEN.
Abrazos, y feliz tarde 💙
Me encanta la seducción es una magia deliciosa, es un placer que te haya gustado me dispongo a poner la segunda parte
ResponderEliminarUn abrazo grande